Es una técnica invasiva que consiste en introducir una aguja a través de la piel hasta llegar al punto gatillo que queremos desactivar y así relajar el músculo, disminuyendo con este efecto mecánico de forma inmediata el dolor que tiene el paciente y produciendo una relajación muscular refleja.
Para ello buscamos una respuesta de espasmo local en el músculo en el que se encuentra el punto gatillo.
Y…¿Qué es un punto gatillo?
Un punto gatillo es un nódulo palpable dentro de una banda tensa muscular, que al presionarlo provoca dolor y genera un patrón de dolor referido, sería lo que comúnmente se conoce con el nombre de “contractura”.
Durante la técnica no se inyecta ningún tipo de sustancia, de ahí su nombre “seca”.
Una de las principales ventajas de esta técnica es que a pesar de que las primeras horas posteriores pueden ser molestas, el paciente nota un alivio del dolor muy rápido.